Planear para que la vida te sorprenda

Me levanto y veo lo que elegí sin planear, se diluye la vista entre verdes, azules y marrones.

5 días pasaron. Parece más. La mente vuela aún de un nivel tan distinto. Acostumbrada al paso redoblado, al galope corto, a recibir el tirón en la mandíbula le cuesta entender que hoy puede correr. Que está bien. Que es su momento.

Tendrá que volver a sí. Perder el temor. Saber que no hay destinos y que todo, todo, todo esto, lo hago sólo para volver a sentir el viento en la cara. El que sentía de pequeño, donde todas las ecuaciones terminaban en infinito.

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